"Vete en paz, tu fe te ha salvado."
"¿Qué queréis darme y yo os lo entregaré?"
"Lo que has de hacer hazlo pronto."
"No sea lo que yo quiero sino lo que quieras tú."
"¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia."
"¿No oyes de cuántas cosas te acusan?"
"No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré."
"Aquí tenéis al hombre."
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